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Detuvieron a Leonardo Cositorto, CEO de Generación Zoe, acusado de una megaestafa piramidal

El empresario fue detenido en República Dominicana por personal de Interpol y la policía de ese país, y está imputado por asociación Ilícita y estafa.

La Fiscalía de Instrucción del segundo turno de Villa María, a cargo de Juliana Companys, confirmó hace instantes la detención del titular de Generación Zoe, Leonardo Cositorto, quien se mantenía prófugo de la justicia.

Cositorto fue detenido en República Dominicana por personal de Interpol y la policía de ese país, y está imputado por asociación Ilícita y estafa en el marco de la causa Zoe Villa María.

La causa suma hasta el momento más de una docena de detenidos, entre ellos cinco efectivos policiales: cuatro de la provincia y uno federal.

Los procedimientos comenzaron el 18 de febrero último, a partir de la denuncia de ahorristas que no recuperaron la inversión, con allanamientos en distintas entidades asociadas, en Villa María y Buenos Aires.

¿Cómo funcionaba Generación Zoe?

“En las estafas actuales se usan las mismas estrategias que se usaban hace 200 años”, dice el documental “Money Explained” -Netflix- y parece calcado del caso Zoe: una nueva generación, sí, basada en el hallazgo de mezclar los trucos y ponerlos a funcionar entre sí bajo una misma marca. Generación Zoe es, en suma, una colección de viejos engaños novedosamente potenciados. A saber:

Piramidal: un grupo “base” invierte y, a medida que consigue nuevos inversores recupera e incrementa su ganancia con esos ingresos. Los primeros en cosechar voluntades ganan. Cuando el nuevo inversor no consigue más incautos que financien su apuesta el dinero deja de fluir y pierde la mayoría. Existió en Argentina, en los 80, y se llamó “El avión” (un día se quedó sin nafta y cayó con todos sus pasajeros). Versiones similares se oyeron respecto del “Telar de la abundancia” y otras tantas.

Esquema Ponzi: tomar prestado a unos cuantos y pagarle dividendos a otros pocos. Cuando varios inversores se inquietan y pretenden retirar capital y ganancias en simultáneo, todo se desmorona.

Coaching financiero: los alumnos pagan para tomar cursos donde les enseñan a ganar una comisión captando cursistas que aprenden a dar cursos para captar cursistas ganando una comisión y así… La plusvalía sigue su camino ascendente hasta el líder. Se enseña poco y nada, pero el dinero fluye.

Franquicias falsas: consiste en inventar una marca (de cualquier producto o servicio inexistente) y venderla como si tuviese un vasto respaldo en experiencias exitosas.

Mina de oro incomprobable: el más antiguo de los fraudes. Se vende lo que hipotéticamente hay bajo tierra, en un lugar lejano e incomprobable, para cuya extracción es necesario oblar un adelanto. En el diseño Zoe, este viejo engaño se disfrazó de la mayor modernidad mediante Zoe cash, una supuesta “criptomoneda” respaldada en oro: otro híbrido inexistente en su particular concepto.

Ninguno de estos ardides referidos es novedoso. Un hallazgo de Generación Zoe, sin embargo, es haberlos combinado a casi todos. Sumado esto a los “contactos” de Cositorto, su legitimación mediante apariciones televisivas, su identificación con algún político, y desde luego, el candor de sus víctimas (cuyo deseo está por encima de cualquier análisis racional) el engaño funcionó exitosamente en los últimos cuatro años mientras acumulaba una mayoría de “no beneficiados” que empezarían a desconfiar.

Todos ponen

La promesa de base es garantizar un retorno del 7,5% al 10% mensual o de hasta el 120% anual en dólares ¿Cómo? la explicación siempre fue confusa.

“Zoe capacitación” vende “membresías” o cursos de liderazgo para “elegir quién ser” que los fieles pagan en efectivo. Ese dinero va, según explicaba Cositorto, a un fideicomiso. Los aportantes y futuros conversos devienen mentores de flamantes víctimas cuya prédica y recaudación se reproduce, espiralada, al infinito. El aporte inicial puede arrancar en 1.000 dólares y no tiene límite: siempre hay más para ganar (es decir, poner) en la galaxia Cositorto.

De esas primeras “capacitaciones” emergen oportunidades complementarias: a comprar valores a futuro que devengarán lo puesto “multiplicado por 100”; minas, hipotéticas cadenas de hamburgueserías, gimnasios, y hasta publicidad en equipos de fútbol.

Las ramificaciones de Zoe entre 2018 y 2021 se expandieron en formato de franquicias para casi cualquier cosa. Cada una obtuvo su isologo; status suficiente para respaldar su existencia. Zoe broker, Zoe cash, Aviva Zoe Iglesia, Aviva Zoe Mujer, Zoe oficial, Zoe Comunitty, Zoe Atletic Club, Zoe Burger, Zoe Autos, Zoe Fitness, Universidad Trading, Zoe Capacitación, Zoe Natural, lograron en apenas tres años reforzar el universo Zoe.

En la articulación de todas las estafas, los inversores serán a su vez alumnos, cursistas, coach, emprendedores, devotos y fundamentalmente difusores. La captación de incautos para incorporar a esta “generación” se sustenta en unos muy pocos que cobran en tiempo y forma. Estos son quienes valen, porque convencidos, serán los apóstoles que esparzan el milagro.

La fe mueve montañas. De dólares cash: no de Zoe cash, sino de la moneda tangible estadounidense, veterana como el país que la emite; la única que Cositorto y sus cómplices atesoran y usan para sí.

Zoe es un sistema nervioso donde cada terminal dispara una reproducción del mensaje y todo se retroalimenta entre sí: el flujo de efectivo, sin embargo, nunca llega a la mayoría de los inversores, sino como promesas que se agigantan. Cuanto más se sepa esperar, más grande será el cielo de recompensas. Ese es el concepto que se busca transmitir.

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